Buscando a Dios unidos
Paramahansa Yogananda trata sobre el poder del esfuerzo conjunto a través de la meditación colectiva
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Pasajes de las charlas y escritos de Paramahansa Yogananda sobre el valor de la meditación colectiva
Grupo de meditación de SRF, Roma (Italia)
Introducción
La misión de Self-Realization Fellowship en el mundo consiste en atraer almas hacia Dios, a través de la expansión y realización de su propio Ser. SRF aporta un sistema gradual para alcanzar semejante estado de realización divina; su método es universalmente válido, científico y capaz de conducir a la humanidad, en la forma más rápida posible, a la meta de la felicidad eterna. La práctica de las enseñanzas de SRF revela al devoto la vía interior de la médula espinal, la cual le conduce a la comunión con Dios; en ella convergen todos los senderos de los diversos credos religiosos. Este camino real de la meditación yoga lleva directamente hasta la morada de la Bienaventuranza Infinita.
Quienes conocen la técnica para comulgar con Dios pueden también encontrarle en compañía de otros devotos familiarizados con el arte de la meditación. Muchas personas que se consideran religiosas son incapaces de comulgar con el Señor. La asociación con tales personas conduce al cultivo de meras creencias, carentes de realización acerca de Dios y de la vida espiritual, las cuales, en ocasiones, pueden terminar en guerras teológicas. Pero cuando aquel que ha descubierto la senda universal que conduce a la liberación comulga con Dios en compañía de otros devotos, mediante la práctica de métodos de meditación científicos y gradualmente progresivos, logra él aumentar su realización espiritual individual gracias a la ayuda mutua.
La importancia de la compañía espiritual
Mientras no nos hayamos asociado con personas que han visto, experimentado y realizado la verdadera religión en sus propias vidas, no nos será posible comprender plenamente qué es la religión ni en dónde yace su universalidad, ni por qué es necesaria.
En la India, desde tiempos inmemoriales, quienes verdaderamente han ansiado encontrar a Dios han buscado la compañía de los santos o han meditado en sus imágenes junto a otros devotos sinceros. Esta práctica se basa en un profundo principio espiritual y ha sido inculcada por los maestros espirituales a través de los siglos. Múltiples tentaciones, tales como las de volver a sus hábitos erróneos, a sus pensamientos errantes y a su manera agitada de actuar, asaltan al yogui principiante. La engañadora fuerza de maya es poderosa y difícil de superar, especialmente al comienzo. Así pues, a quienes anhelan perfeccionarse, los maestros les recomiendan enfáticamente mantenerse en estrecha asociación con aquellos de naturaleza similar, cuya compañía fortalecerá sus nobles aspiraciones.
Bajo la influencia no sólo de su conversación, sino también de la silenciosa vibración magnética que emana de aquellos cuya compañía frecuentamos, tendemos a volvernos semejantes a ellos. Al entrar en la esfera de su magnetismo, no podemos impedir ser afectados.
Si una persona desea convertirse en artista, debe asociarse con artistas. Si desea ser un hombre de negocios, debe frecuentar la compañía de hombres exitosos en dicho campo. No obstante, si desea convertirse en un gigante espiritual, deberá asociarse con devotos del Señor.
Centro de SRF, Atlanta (Estados Unidos)
La meta es conocer a Dios
El propósito de los Centros de Self-Realization Fellowship es comulgar con Dios. ¡No saben cuánto complace al Padre que sus hijos se reúnan en su nombre! En la India, los devotos se reúnen en cualquier sitio para meditar en Él; no necesitan construir edificios para tal objeto.
Self-Realization Fellowship destaca la necesidad de practicar técnicas científicas para alcanzar la realización del Ser, las cuales han sido desarrolladas por los santos de la India. También enfatiza la fraternidad entre las personas religiosas, estimulándolas a recorrer, unidas, la vía interior que conduce a la realización del Ser.
Los grupos de meditación deben organizarse no con el propósito de glorificar una causa o un líder determinado, sino solamente con el fin de conocer a Dios, a través del poder de la concentración y la meditación colectivas.
Toda alma es una criatura de Dios, una manifestación de la voluntad divina; no obstante, mediante su egotismo, el ser humano ha aislado su propia voluntad de la voluntad de Dios, limitando así su poder. Por medio de la profunda concentración practicada en compañía de otras almas religiosas, el devoto llega a transmutar su voluntad individual en la voluntad divina. Rememorando así su identidad con el Señor, recupera él su divina herencia: la percepción de Dios. Todo aspirante espiritual debería esforzarse por profundizar su percepción y comprensión de la voluntad divina a través de la oración, la comunión con Dios en la meditación, y la compañía espiritual.
Jesús dijo: «Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (San Mateo 18:20). Cuando dos o más personas se reúnen para concentrarse en el Señor, la intensa concentración espiritual de una de ellas fortalece la concentración más débil de la otra. No obstante, quienes se reúnen en el nombre del Señor, para luego dedicarse a charlar; quienes oran con la mente enfocada en otro tema; quienes realizan en forma mecánica los movimientos propios de un ritual sagrado, sin comulgar en su interior con Dios, serán incapaces de percibir la Conciencia Crística que inunda la creación entera.
Las bendiciones que se reciben al meditar con otros devotos
La meditación colectiva es un castillo que protege a todo aspirante espiritual, tanto al novicio como al veterano en la senda. La meditación colectiva intensifica el grado de realización espiritual de cada miembro del grupo, a través del invisible intercambio vibratorio del magnetismo colectivo.
Bien recuerdo el consejo de Sri Yukteswar, cuando acudí a él en busca de su guía: «Practica la meditación en compañía de buenas personas; ellas te ayudarán a batir la leche de tu mente, hasta convertirla en la mantequilla de la realización del Ser. La leche se diluye en las aguas de la ilusión y la mundanalidad; no puede flotar sobre ellas. La mantequilla, en cambio, flota sin dificultad en la superficie de tales traicioneras aguas».
¡Cuán cierto resultó el consejo de mi Gurú! Todos aquellos que se apartaron del grupo en que comencé, aun habiendo avanzado espiritualmente en Kriya Yoga, sucumbieron posteriormente a las influencias mundanas y a los impulsos de sus tendencias materiales subconscientes, provenientes de encarnaciones pasadas.
Quienes permanecieron adheridos al grupo, en cambio, progresaron constantemente en sus esfuerzos por alcanzar la realización divina, gracias a la ayuda mutua recibida en momentos de debilidad o indiferencia. Así como las nubes se esparcen a veces súbitamente en un cielo despejado, así también las tinieblas de la aridez espiritual suelen ocasionalmente nublar la luz del alma. En tales circunstancias, debemos disipar la oscuridad mediante los rayos solares de la buena compañía.
¿Por qué no intensificar sus vibraciones individuales meditando en compañía de otros devotos que también aspiran a la realización del Ser? Semejante práctica fortalecerá sus convicciones espirituales, y comprobarán que muchas de sus aparentemente insuperables barreras se desmoronarán, disolviéndose en las aguas de la meditación. Su devoción y amor a Dios se fusionarán con la devoción y amor del resto de los miembros del grupo, y una divina bienaventuranza irradiará de ustedes, ayudando a todas las personas que crucen su senda.
Si su progreso espiritual se encuentra en un estado de estancamiento o de regresión, la práctica de la meditación en Dios o en cualesquiera de los grandes Maestros, en compañía de otros devotos, los elevará sobre tal precario estado. La proximidad de las vibraciones espirituales de los demás tiene el poder de elevar el nivel de la suya, por lo cual la meditación en compañía de otros devotos les ayuda a acelerar su propia evolución. Ellos les inspiran a ascender los peldaños de la realización del Ser, y ustedes, mediante su propio ejemplo, pueden también servirles de ayuda.
Deben crearse colmenas espirituales y llenarse con la miel de Dios
La miel requiere de una colmena, y una colmena desprovista de miel es inútil. Oriente ama recolectar la miel espiritual, y Occidente gusta de construir las grandes colmenas de las organizaciones religiosas. Cultivar la miel espiritual, a través de la meditación individual, es más importante que construir grandes colmenas u organizaciones. No obstante, es indispensable contar con una cierta organización, con el objeto de reunir a los devotos que buscan a Dios. Por ejemplo, de no ser por la organización de SRF, ninguno de ustedes podría haber recibido el beneficio de estas enseñanzas.
Procuren siempre, en primer término, alcanzar personalmente la realización suprema. Pero no por ello descuiden la obra de su organización espiritual, ya que el hacerlo sería un acto inmensamente egoísta, que resultaría perjudicial para el progreso de su alma. Las colmenas de la organización son necesarias para almacenar la miel recolectada de la verdad, de la cual se nutrirán nuestros hermanos y hermanas de tiempos y generaciones futuras. No obstante, recuerden siempre que una organización religiosa carece de todo sentido si en ella no se practica la meditación individual o colectiva. El supremo deseo de cada devoto debería ser establecer al Señor en su interior —en el altar de la realización personal del Ser— así como también entronizarle en los corazones unidos de todos los miembros de su organización espiritual.
Me llena de gozo encontrar siquiera unos pocos fieles que tienen hambre del infinito amor de Dios. Fueron enviados a este plano de la existencia con el propósito de conquistar el omnipresente amor del Señor, y para servirle desinteresadamente. Ésta es la única vía para alcanzar la liberación, la única senda para obtener la verdadera felicidad. Trabajen para Dios y mediten en Él cada noche. En las reuniones espirituales, mediten en compañía de los miembros del grupo, y cuando se encuentren en sus hogares, mediten a solas o con algún otro devoto que busque a Dios.
Nueva tendencia hacia la formación de grupos de meditación
La ciencia del yoga adquirirá en la era actual una divulgación superior a toda otra ideología. Y la religión tenderá en general a apartarse de las iglesias tal como las conocemos hoy día, concentrándose más bien en escuelas y lugares tranquilos. Allí acudirá la gente a buscar a Dios a través de la meditación, y no simplemente a escuchar sermones.
En reemplazo de las grandes y costosas iglesias, provistas de ministros intelectualmente entrenados para conquistar más y más «clientes» religiosos, deberían fundarse pequeños centros de meditación, ubicados en sitios apacibles, en los cuales unas pocas personas que buscan la verdad se reúnan a meditar y a aprender el método para comulgar con Dios en compañía de otras almas realmente sinceras, dedicadas a la meditación profunda.
Semejantes grupos no deben emplear su tiempo en escuchar a cada uno de los miembros expresar sus ideas y fantasías acerca de la Verdad, sino que deben más bien meditar unidos, aplicando las progresivas técnicas de SRF, comulgando así con Dios y escuchando interiormente los sermones divinos, plenos de paz y sabiduría.
En todos los centros debe practicarse más el silencio de la meditación profunda, y los asistentes deberían procurar conversar menos. Durante mi entrenamiento en una ermita de la India, mi gurú, Sri Yukteswar, charlaba con nosotros sólo muy ocasionalmente. La mayor parte del tiempo nos sentábamos alrededor suyo en absoluto silencio; el más leve movimiento nuestro merecía su reprobación.
Los grupos religiosos que se dedican meramente a leer buenos libros y a pasar el tiempo escuchando charlas y entretenimientos musicales no son sino clubes sociales teológicos, desprovistos de la presencia del «Maestro de Ceremonias» de la vida: el amado Señor. Solamente aquellos grupos que se reúnen en el nombre de Dios y que procuran invocarle en el templo de la meditación reciben la bendición de la presencia divina.
Las buenas nuevas de la realización de Dios se divulgan por sí solas. Es por ello por lo que son vitalmente importantes las reuniones donde se practican las técnicas de meditación. Tales reuniones fortalecen la realización espiritual individual, realización que cada uno de los asistentes ha adquirido privadamente. Las reuniones despiertan el entusiasmo en los participantes, impulsándolos a buscar espontáneamente la compañía del grupo, sin necesidad de que este último se esfuerce por atraer a nadie.
La meditación colectiva mantiene a los miembros unidos, no por la influencia de la personalidad de quien la dirige, ni por los programas musicales o festividades que se celebran en las reuniones, sino solamente por la realización espiritual de cada asistente. Entonces los miembros de un grupo tienden, espontáneamente, a reunirse a menudo para adorar a Dios en el altar de su devoción común. Las mentes así unidas se convierten en canales más vastos, a través de los cuales el poder divino fluye con mayor intensidad hacia cada alma.
Busquen a Dios en un grupo de meditación de SRF
En todas las regiones deberían existir centros de Self-Realization Fellowship dedicados a la práctica de la meditación colectiva.
Lahiri Mahasaya, mi paramgurú, cumplió con todas las responsabilidades de la vida familiar, sin dejar por ello jamás de comulgar con el Espíritu Omnipresente. Este gran Yogavatar, que dio a conocer el Kriya Yoga en la India y lo enseñó a todos los aspirantes espirituales receptivos, afirmó que los requisitos para alcanzar la liberación espiritual consisten en asociarse con un alma semejante a Cristo, o meditar en ella; en fraternizar con otros aspirantes espirituales y en practicar fielmente la meditación.
Quienes asisten a un templo o centro de Self-Realization Fellowship deberían hacerlo con un solo propósito: el de comulgar con Dios. Nadie deberá acudir impulsado por el deseo de escuchar hermosas palabras o cánticos. Concurran únicamente con el propósito de sentir la presencia divina a través de la meditación.
Recuerden siempre que, cuando el devoto recién se inicia en la senda espiritual, ¡el ambiente que le rodea es más poderoso que su fuerza de voluntad!
Deseo hacerles saber que su presencia y sus esfuerzos son necesarios. ¿Asistirán, pues, a los oficios de sus grupos o centros, ahora y en todo tiempo, brindándoles a quienes ofician en ellos su leal apoyo en todos los aspectos? Estoy con ustedes en pensamiento y en espíritu, ya que es el Señor quien me inspira a escribirles de esta manera. Mantengan sus mentes en sintonía conmigo y con los grandes Maestros, y progresarán en su vida espiritual.
«La meditación colectiva es un castillo que protege a todo aspirante espiritual, tanto al novicio como al veterano en la senda. La meditación colectiva intensifica el grado de realización espiritual de cada miembro del grupo, a través del invisible intercambio vibratorio del magnetismo colectivo».
- Paramahansa Yogananda